El hombre ha tomado muchos viajes a través del tiempo. Pero hay un viaje que nadie jamás ha tomado.
Nadie — excepto uno.
En un vehículo que ningún hombre jamás ha montado, a través de un camino que ninguna alma jamás ha visto. A un lugar donde la creación jamás ha puesto un pie antes. Este viaje de un hombre a conocer al Divino. Fue el viaje de Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), el profeta de Dios, al paraíso más alto.
Fue al Israa wal Miraaj (el viaje magnífico).
En ese viaje Allah tomó a su amado Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) al séptimoncielo —un lugar al que ni siquiera el ángel Gabriel podría entrar. En la misión del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en la tierra, toda instrucción, toda orden era enviada a través del ángel Gabriel. Pero, hubo una orden que no. Hubo una orden tan importante, que en vez de enviar al ángel Gabriel a que baje con este, Allah llevó al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) arriva con Él.
Esa orden era el salat (oración). Cuando al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le fue dada la orden de rezar al principio, era de cincuenta veces en un día. Después de pedirle a Allah que lo hiciera más fácil, la orden fue eventualmente reducida a cinco veces al día, con la recompensa de las cincuenta.
Reflexionanso sobre este incidente los eruditos han explicado que el proceso de ir de cincuenta a cinco oraciones fue a propósito, intentó enseñarnos el verdadero lugar que el salat debería mantener en nuestras vidas. Imagina por un momento realmente rezar cincuenta veces al día. ¿Podríamos hacer algo más que rezar? No. Y ese es el punto. ¿Qué mejor manera que esa para ilustrar el verdadero propósito de nuestra vida? Como si dijera, el salat es nuestra verdadera vida; todo lo demás con lo que llenamos nuestro día es... Solo movimientos.
Y todavía, vivimos como si fuera exactamente lo opuesto. El salat es algo que metemos a presión en nuestras vidas, cuando encontramos tiempo —si es que lo hacemos. Nuestras “vidas” no giran alrededor del salat. El salat gira alrededor de nuestras “vidas”. Si estamos en clases, el salat es una idea adicional. Si estamos en el mall, la venta de Macy's es más urgente. Algo está seriamente mal con nosotros poniendo de lado el propósito de nuestra existencia para ver un juego de baloncesto.
Y eso para esos que siquiera rezan. Hay esos que no solamente han dejado de lado el propósito de sus vidas, sino que lo han abandonado completamente. Lo que a menudo no nos damos cuenta acerca de abandonar el salat es esto: Ningún erudito jamás ha sostenido la opinión de que cometer zina (fornicación) te hace un no-creyente. Ningún erudito ha clamado que una muerte te hace non-Musulmán. Pero, acerca del salat, algunos eruditos han dicho que quien lo abandona, ya no es Musulmán. Esto es dicho basándose en un hadiz como este:
“El pacto entre nosotros y ellos es la oración, entonces si alguien la abandona, se ha convertido en un no-creyente”. [Ahmad]
Imagina un acto tan atroz que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) hablase de él de tal manera. Consideren por un momento lonque satán hizo mal. Él no se negó a creer en Allah. Él se rehusó a hacer una sadjah (postración). Solo una. Imagina todas la sajdas que nosotros nos negamos a hacer.
Considera la seriedad de tal negación. Y sin embargo, pienso en cuan ligeramente tomamos el asunto del salat. El salat es la primera cosa sobre la que se nos será preguntada el Día del Juicio, y aun así es la última cosa en nuestra mente. El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “La primera cosa que será juzgada entre las acciones de un hombre en el Día de la Resurrección es la Oración. Si esta está en buen orden entonces él tendrá éxito y prosperará pero si está defectuosa entonces fallará y será de los perdedores”. [Tirmidhi]
En ese Día, las personas del paraíso preguntarán a aquellos que han entrado al fuego del Infierno, porqué entraron. Y el Corán nos dice exactamente cuál será su primera respuesta: “¿Qué te condujo al Fuego del Infierno? Ellos dirán: ‘No eramos de los que rezaban’”. (Corán, 74:42-43)
¿Cuántos de nosotros estaremos entre quiénes dicen, “no eramos de los que rezaban, o no eramos de los que rezaban a tiempo, o no eramos de los que hacían la oración una prioridad en sus vidas”? ¿Por qué si estamos en clases o en el trabajo o nos dormimos a la hora de fajr y necesitamos usar el baño, hacemos tiempo para eso? De hecho, la pregunta casi suena absurda. Ni siquiera consideramos la opción de no hacerlo. Y aun si estuvieramos tomando el examen más importante de nuestras vidas, cuando necesitamos ir, vamos. ¿Por qué? Porque las potencialmente mortificantes consecuencias de no ir, lo hacer sin opciones.
Hay muchas personas que dicen que no tienen tiempo para rezar en el trabajo o en la escuela, o cuando están fuera. Pero ¿cuántos han dicho alguna vez que no tienen tiempo para ir al baño, entonce mientras están fuera, en el trabajo o en la escuela han optado por usar Pañales? ¿Cuántos de nosotros simplemente no nos sentimos con ganas de levantarnos a la hora del Fajr si necesitamos usar el baño, y elegimos mojar la cama? La verdad es que saldríamos de nuestra cama, o dejaríamos la class, o pararíamos nuestro trabajo, para usar el baño, pero no para rezar.
Suena cómico, pero la verdad es, que ponemos las necesidades de nuestro cuerpo por encima de las necesidades de nuestra alma. Alimentamos nuestros cuerpos, porque sino lo hicieramos, murieramos. Pero tanto de nosotros hemos matado de hambre nuestras almas, olvidando que si no rezamos nuestra alma está muerta. E ironicamente, el cuerpo que cuidamos es solo temporal, mientras que el alma que descuidamos es eterna.
FUENTE: “Reclama tu Corazón” por Yasmin Mogahed. Traducido por Madelaine Bustamante.
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